Estructura
Construido en su mayor parte en ladrillo y mampostería de canto rodado, cierra uno de los laterales de la plazuela del mismo nombre y alberga en la actualidad el Museo Monográfico de la Villa Romana de La Olmeda. Es obra de tres naves, con cabecera poligonal, a la que se adosa una capilla en el presbiterio y otras tres en la nave del evangelio. Tiene a los pies, torre cuadrada y dos capillas más.
El arco toral, de medio punto y abocelado, descansa en pilares cilíndricos que arrancan de amplios basamentos poligonales y están decorados con varias molduras (estrías, ovas) a modo de collarino. Las naves se separan con pilares en forma de T y cruciformes) y se cubren a la misma altura con bóvedas de arista, presentando el crucero cúpula sobre pechinas rematada en una pequeña linterna. Dichas cubiertas aparecen decoradas con yeserías barrocas, generalmente planas, salvo el arco de medio punto de acceso al crucero que realizado en buena sillería y abocelado, descansa sobre ménsulas adosadas a los pilares.
La torre, de planta cuadrada y situada a los pies de la nave central, se empieza a construir en sillería pero terminará realizándose en su mayor parte con ladrillo. Es de estilo mudéjar y presenta tres cuerpos animados por la alternancia de arcos de medio punto de ladrillo, que en el segundo combinan con rectángulos ciegos. El primer cuerpo se abre hacia la nave central por medio de un esbelto arco de medio punto de sillería, bajo el que se disponía el antiguo coro alto del que sólo se conserva el armazón exterior de un órgano.
En el Lado de la Epístola se sitúa una portada neoclásica adintelada y con un remate en forma de gola, en cuyo interior se cobijan dos hornacinas rectangulares. Una de ellas albergó una escultura de San Pedro en madera policromada del XVI (hoy en el interior del templo), mientras la otra aún presenta una imagen en piedra de la Virgen con el Niño del 1580.
El templo parece ser obra al menos de mediados del XVI, levantándose en esta centuria la cabecera y primer cuerpo, junto con la capilla funeraria adosada al presbiterio. Parte de la iglesia se cubrió en este momento con un artesonado de madera mudéjar, como puede apreciarse en los restos todavía visibles en la nave del evangelio, y se decoró con pinturas murales de las que a penas quedan restos por encontrarse ocultas bajo el encalado de las paredes tras las últimas restauraciones.
Será a lo largo del XVII cuando se complete su construcción (o se modifique la ya existente) y se añadan capillas, se sustituyan cubiertas, etc. Las reformas continúan en las centurias siguientes, destacando la construcción de una nueva portada, y culminan con su rehabilitación en la década de los ochenta para convertir la iglesia en museo.